Edición 377
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La decisión que dejó dos muertos

David Agustín Belgodère «Bogus»

El martes pasado, por segunda vez desde las elecciones del 6 de junio, el presidente López prometió que se normalizará, después de tres años, el proceso de compra de medicamentos para el sector salud. Dicho anuncio se dio entre las turbulencias que generaron las marchas de los Padres de Niños con Cáncer y las penosas e insensibles declaraciones de López-Gatell, quien calificó de golpistas a los niños y a sus padres. Declaraciones que, además de exhibir su ignorancia en términos de lo que es un acto golpista y de quiénes los han perpetrado en América Latina, describen de cuerpo entero el actuar de un gobierno que siempre echa culpas, como lo hacen todos los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, mismos que lamentablemente se han enquistado en la región.

Llama la atención que esta promesa, junto con las decenas de mentiras y verdades a medias de su “informe”, se da cuando el nuevo instrumento de propaganda anunciado es la sección de “Las Mañaneras” titulada “¿Quién es quién en las mentiras?”, en la que el presidente dice denunciará las “FakeNews”. Pareciese que al presidente López no le importa, pues no le ha afectado en lo más mínimo, pecar de incongruente, pues su discurso simplista y bien construido le ha bastado para lograr importantes triunfos electorales, frente a un pueblo al que le enajenan sus palabras y no le indignan sus hechos.

Al pueblo de México no le importa estar frente a otra promesa que López incumplirá, pues el organismo multilateral UNOPS no ha logrado cumplir con los objetivos relativos al requerimiento de medicamentos, además de que ha trabajado con bastante opacidad, prueba de ello es que lleva varios de meses de rezago en el informe que presentaría respecto a la compra consolidada de medicamentos. El “pueblo sabio” no lee y no se informa respecto a las señales de alerta que existen sobre este tema tan delicado y pareciese que para saciar su hambre basta con que López use la frase: “es que había corrupción”. El pueblo mexicano parece no entender el daño irreversible que se le está haciendo a nuestra industria farmacéutica y que los informes que ha presentado la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica advierten un camino de escasez sin retorno, toda vez que el 55% de las claves solicitadas en febrero de este año se consideraron desiertas sin motivo aparente.

Por otro lado, al “pueblo sabio” parece no importarle que el presidente López admitió que el desabasto se dio como consecuencia de su necedad y de una lucha ideológica y no por una causa justificada. En sus propias palabras, en una recapitulación a modo que hizo de los hechos que según él originaron este desabasto, López afirmó (sin pruebas) que éste era un negocio jugoso en el habían monopolios. También afirmó (otra vez sin pruebas) que se vendían medicinas de mala calidad, aunque en su Decreto de finales de enero de este año se lee: “En caso que la Secretaría, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, determinara que los medicamentos con registro en México no cumplan con la calidad, seguridad, eficacia y buenas prácticas de fabricación, la Secretaría y Dependencias relacionadas con el Abasto Nacional e Internación a territorio nacional de insumos para la salud, determinarán iniciar el proceso de importación de materias primas o productos terminados que cuenten o no con registro sanitario en México, de acuerdo con el artículo 132 del Reglamento de Insumos para la Salud», poniendo en entredicho la calidad de los medicamentos que se importarán. Y tras acusar un “complot” en su contra por parte de las farmacéuticas, reconoció, con las siguientes palabras, su decisión de dejarnos en el desabasto: “tampoco nosotros nos hemos detenido, ya ven como somos, perseverantes… y ahora se están comprando los medicamentos en el extranjero, para romper el monopolio”.

En esta lucha ideológica resalta el ataque a Pisa, cuyo climax se de dio en un acto de poder sin nombre y sin medida, en una arbitrariedad absoluta y absurda, que nos dejó sin oncológicos para nuestros niños con cáncer, que fue el cierre de una de sus plantas. Recordemos que en 2019 la Cofepris, alegando una falta administrativa menor, le cerró una planta a este laboratorio, quizás pensando que habría otros laboratorios nacionales capaces de proveer estos medicamentos; la falta de Pisa: No venderle oncológicos a precios por debajo de sus costos a López. Dos años después, y ya con un nuevo titular, éstos no han sido adquiridos y el cierre de esta planta se mantiene, aunque la propia ONUPS recomendó levantar dicha sanción, sin importar que el costo de estas acciones se cuenta en miles de vidas perdidas a causa de la falta de medicamentos.

Esta falsa lucha contra la corrupción es la decisión que dejó dos muertos: Por un lado los miles de enfermos que no han sido atendidos de cáncer y/o de otros padecimientos y por el otro lado una industria que hasta hace dos años era pujante, capaz de surtir cerca del 86% de los medicamentos que requerimos, y que da más de 100 mil empleos en nuestro país.

No importa quienes mueran, ya sean personas o industrias, lo importante es atacar a todo aquel que el presidente considere su enemigo y cumplir sus caprichos, ya sean generados por rencillas personales o por filias ideológicas. Y mientras tanto, miles de niños tienen un futuro incierto.

Sin duda estamos frente a un crimen de lesa humanidad que nadie ve, pues el falso discurso de “la lucha contra la corrupción” es enajenante para decenas de millones de mexicanos que se aferran a un gobierno propagandístico, aunque el mismo sea carente de sensibilidad y de resultados.

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