Toluca, Méx., 13 de mayo de 2025.– En medio de una de las crisis más profundas en la historia reciente de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), el rector Carlos Eduardo Barrera Díaz continúa en el anonimato, sin presentarse ante la comunidad universitaria ni responder públicamente por las múltiples acusaciones en su contra.
Desde el pasado 30 de abril, el rector ha evitado todo contacto directo con estudiantes y medios, incluso en la más reciente sesión del Consejo Universitario, donde únicamente apareció de manera remota para postergar el proceso de elección de su sucesor o sucesora, mientras 19 espacios universitarios –entre ellos 16 facultades, una preparatoria, un Centro Universitario y el edificio de Rectoría– permanecen en paro.
Organizaciones estudiantiles acusan a Barrera Díaz de mala gestión, corrupción, simulación de resultados y desinformación institucional, además de haber desatendido históricamente las demandas por mayor democracia interna, transparencia en el uso de recursos públicos y respeto a los derechos estudiantiles.
La difusión de un audio atribuido al rector, donde supuestamente advierte que dejará sin recursos a quien no sea su sucesora preferida (la directora de Administración, Eréndira Fierro Moreno), generó indignación y derivó en el llamado de la comunidad estudiantil a cancelar el proceso de elección, exigir la renuncia inmediata del rector y reconfigurar la estructura del gobierno universitario.
El sábado pasado, Eréndira Fierro declinó públicamente su aspiración a la rectoría a través de un comunicado, lo que fue interpretado por sectores estudiantiles como una victoria parcial, aunque no suficiente.
“El ocultamiento del rector y su negativa al diálogo son una afrenta a los principios democráticos de nuestra Universidad”, señalaron integrantes de la Colectividad Estudiantil, quienes mantienen tomadas las instalaciones centrales en demanda de una UAEMéx verdaderamente transparente, participativa y al servicio de la sociedad mexiquense.
Mientras tanto, la presión desde las aulas sigue creciendo, y la ausencia de liderazgo en el máximo cargo universitario mantiene a la institución en un clima de incertidumbre y desconfianza generalizada.
