En un evento que debió centrarse en el reconocimiento a médicas y médicos especialistas del ISSEMyM —quienes por fin obtuvieron la tan esperada basificación laboral—, el protagonismo se desvió de forma innecesaria y lamentable hacia figuras que poco o nada tuvieron que ver con el verdadero mérito del logro: Herminio Cahue Calderón, líder del SUTEYM, y la Oficial Mayor, Trinidad Franco Arpero.
El acto, que simboliza un paso firme hacia la justicia laboral dentro del sector salud, era el espacio ideal para aplaudir a quienes han entregado años de servicio en condiciones de incertidumbre. Sin embargo, se convirtió en un escenario más para la ya habitual práctica de autopromoción de ciertos liderazgos sindicales y administrativos. Por enésima vez, Cahue Calderón acaparó la atención con vítores, porras y gestos “espontáneos” de cariño que, en realidad, resultan más coreografiados que auténticos.
Llama la atención que incluso la organización del evento haya priorizado la presencia de simpatizantes del sindicato por encima de los familiares de los médicos beneficiados. Según voces internas, esto se habría hecho con el visto bueno —o por lo menos el silencio cómplice— de la propia Oficial Mayor, quien parece más interesada en respaldar estructuras de poder tradicionales que en celebrar a quienes realmente lo merecen.
No se trata de un hecho aislado. En cada aparición pública de Cahue Calderón, lo acompaña una atmósfera de aplausos prefabricados y exaltación exagerada. Ya solo falta que, caminando por la calle, se desate un coro de loas “espontáneas” a su paso. Y si esto ocurre, que nadie se sorprenda: los paleros nunca están muy lejos.
Lo que debería ser una celebración institucional y humana se convirtió en una muestra más del uso político de los logros ajenos. Es importante no perder de vista que esta basificación responde a un compromiso asumido por la gobernadora Delfina Gómez desde el inicio de su administración: rescatar y dignificar al ISSEMyM, no a ningún sindicato ni mucho menos a sus operadores.
El protagonismo vacío no construye justicia, solo enturbia los avances genuinos.
